Su origen se remonta a la Revolución de 1789 y se trata de un símbolo del Estado, como en los de otros países. Aunque su regulación legal no es específica, podemos verlo en documentos oficiales, uniformes policiales, así como en la fachada de muchos edificios públicos; también es común verlo en los pasaportes, monedas y medallas acuñadas por la República francesa.

Su diseño ha logrado incorporar elementos de la tradición greco-latina, como las fasces que tienen origen en la Roma Antigua, las ramas de roble que representan la permanencia y fuerza de la Nación y el laurel que significa la gloria de la Patria y hace honor a los héroes que la han defendido.

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