En parte norte de la Acrópolis está el Odeón de Herodes Ático y Teatro de Dionisio. Uno romano y otro originario de la Antigua Grecia.

El Odeón de Herodes Ático es la perfecta muestra de la admiración romana por los griegos. Fue construido entre los años 161 y 174 DC por el cónsul romano Herodes Ático quien era conocido por ser amante de la filosofía, arte y literatura ateniense. Usó su fortuna para embellecer la ciudad con obras públicas de gran envergadura. El Odeón específicamente fue hecho en memoria de su fallecida mujer.

Odeon de Herodes Ático

El edificio contaba con 32 filas de asientos y una capacidad de 5.000 espectadores sentados. Los muros, escenario y asientos eran de mármol, mosaicos cubrían el pavimento, y —lo más llamativo— era su techo de madera de cedro. Esta última era una proeza técnica muy admirada en la época. En la actualidad, el Odeón ha sido restaurado y es escenario del Festival de Atenas, así como de diferentes espectáculos: tragedias, óperas y espectáculos de baile.

Festival de Atenas

El Teatro de Dionisio se encuentra a su costado y está comunicado por un inmenso pórtico de 161.8 metros de largo y 17.65 de ancho. Fue el teatro más grande de la Antigua Grecia, con 64 gradas divididas en dos niveles por un pasillo circular y con una capacidad de hasta 17.000 espectadores. El material de fachada es travertino de la cantera del Barco, cerca de los Baños de Tívoli, el mismo que el del Coliseo en Roma.

Teatro de Dionisio

Los actores estaban colocados en una plataforma, había una parte interior dónde ensayaban, y los espectadores se colocaban a la pendiente del cerro. Las tragedias clásicas y sátiras eran muy comunes, y eran acompañadas de coros que cantaban y danzaban acompañando la voz y el gesto la acción dramática.

Tal y como se ve hoy es fruto de una labor de restauración llevada a cabo entre 1926 y 1932.

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