Escocia tiene tanto atractivos naturales como culturales, es por eso que sus islas se han convertido en una visita obligada. Comenzaremos por los alrededores de las nórdicas tierras.
Las islas del norte y toda su herencia vikinga, Orkney es un conjunto de islas, que se caracterizan por sus monumentos de piedra, construidos por sus habitantes, antes de la llegada de los vikingos. El pueblo prehistórico más famoso es el pueblo de la Edad de Piedra Skara Brae, pero también podrás impresionarte con la cámara funeraria Maes Howe, así como el Broch of Gurness que continúa vigente, desde sus inicios como bastión defensivo, luego como edificios pictos y posteriormente como un asentamiento vikingo. El museo Tankerness en la ciudad de Kirkwall guarda impresionantes vestigios de su cultura.
Las islas del oeste son una cadena de Islas a lo largo del Atlántico, el transporte por mar y aire han permitido que sean destinos accesibles, aunque conservan su corazón gaélico.
El valle del Clyde, se encuentra en la cosmopolita ciudad de Glasgow, puedes llegar a través de la carretera para deslumbrarte con el New Lanark, donde el río cae desde una garganta rocosa llena de vegetación.
La imperdible capital escocesa, Edimburgo con sus castillos, la National Gallery of Scotland, museo de arte muy reconocido en toda Europa y la Scottish National Gallery of Modern Art que guardan importantes colecciones de historia.
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