Los propileos son las puertas monumentales que dan acceso a la Acrópolis. Estos fueron mandados a construir por el mismo Pericles en el año 437 AC. Fueron construidos por el arquitecto Mnesicles con el fin de sustituir a los viejos propileos de la tiranía Pisístrata.
Durante la construcción, tuvo que superar la enorme dificultad del desnivel de la colina. Para ello el cuerpo central de los nuevos propileos se situó donde la ruptura de la pendiente era más acentuada sobre una plataforma de cinco escalones que compensaban el desnivel.
El arquitecto se inspiró en el Partenón, lo que explica los pórticos de los lados en estilo dórico. El techo lo hicieron con mármol azul y fue reforzado con una técnica nueva: el uso de barras metálicas.
Flanqueando la escalinata de acceso, se encuentra una plataforma sobre la que se levanta el templo de Atenea Niké, o Atenea Victoriosa. Esta construcción conmemora la victoria de los griegos sobre los persas en la batalla de Salamina. Si bien la idea surgió tras la paz con los persas en el 449 AC, no se construyó hasta el 421 AC por la oposición de Pericles al proyecto.
La construcción fue encargado a Calícrates —uno de los colaboradores en la construcción del Partenón. Este diseñó el templo con arquitectura jónica y tuvo que adapatarlo al pequeño espacio que se le asignó.
En su interior había un «xoanon» o la imagen de Atenea personficada como Niké, o diosa alada, símbolo de las victorias navales. El templo no estaba hecho para grandes reuniones por lo que tenía un altar enfrente para celebrar ceremonias al aire libre.
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