Si viajas a Roma no puedes dejar de visitar la Capilla Sixtina, en la Ciudad del Vaticano. Debe su nombre al Papa Sixto IV quien la mandó construir en 1484. Se encuentra en el lateral derecho de la Basílica de San Pedro aunque se accede a ella por los Museos Vaticanos. En ella se reúnen los cardenales para elegir a los Papas.
Originalmente la bóveda estaba pintada por Pier Matteo d’Amelia, con estrellas doradas sobre fondo azul. Hasta que en 1508 el Papa Julio II encargó a Miguel Ángel que la pintara. Éste no quería aceptar el encargo por no considerarse pintor, pero finalmente y trabajando en solitario, en cuatro años logró la obra de su vida.
Miguel Ángel utilizó colores vivos y luminosos en su obra. En el centro representó escenas del Libro del Génesis, entre las que está la conocida de Dios creando a Adán, rodeadas de los antepasados de Cristo y los profetas y las sibilas que predijeron la llegada de Jesús. No hay nada repetido, ni figuras, ni caras, ni posturas. Y ha pintado imitaciones de motivos arquitectónicos y escultóricos que parecen reales.
Veinte años más tarde fue llamado a pintar el altar y realizó el Juicio Final, una obra que supera a la anterior. Todo el conjunto es armónico y equilibrado.
Puede visitarse con la misma entrada de Museos Vaticanos, pero es mejor asegurarse previamente ya que en ocasiones se cierra al público.
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