Sant Antoni de Portmany, en la isla de Ibiza, no es una excepción. Destaca por sus playas y calas encerradas entre rocas y pinares, con aguas tranquilas y cristalinas y unas maravillosas puestas de sol. Pero el otro gran atractivo que posee es menos conocido: sus campos de almendros en flor y su alma rural.
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La vida del pueblo se desenvuelve alrededor de la Bahía de San Antonio. Puerto comercial, deportivo y el Club Náutico tienen su asentamiento allí. Y también desde allí zarpan los barcos hacia otros puertos.
Claro que sus ocasos al amparo de la música atraen a visitantes de todo el mundo, y no es en vano. La belleza de tamaño espectáculo no puede soslayarse. La cita es en Ses Variades, en los chiringuitos.
Claro que el patrimonio arquitectónico de la zona es para visitar, entre los que no debemos olvidar las iglesias de Sant Antoni, Sant Mateu, Sant Rafel y la capilla subterránea de Santa Agnes.
La Cueva de Ses Fontanelles, también llamada Sa Cova des Ví, es una excursión a la Edad del Bronce para ver una bellísima colección de pinturas rupestres.
Vale la pena trasladarse a 2 kilómetros del centro, a Sa Cova de Ses Llagostes, donde está el Aquarium de Es Cap Blanc, un pequeño acuario natural.