Los balnearios en Chipre son el destino más común. Arena blanca, mar celeste, y hoteles de lujo son una constante por casi toda la costa de la isla. Bahía Coral y Limassol son las más concurridas. También existen playas más pacíficas como Alagadi —ubicada cerca a la reserva de tortugas marina—, y Agia Tehkla, una discreta playa cerca a la ciudad de Ayia Napa.
Sin embargo, no todo es playas. Muchas culturas han pasado por Chipre dejando un legado histórico y arqueológico inmenso. Están las ruinas prehistóricas de Choirokoitia, las mejor preservadas en el este del Mediterráneo. La macabra Tumba de los Reyes, necrópolis helénica cuya construcción imita las casas de los vivos; o las villas romanas con incontables mosaicos que representan escenas mitológicas. Además, los frescos bizantinos sobrevivientes en las iglesias son considerados en la “Lista de la Herencia Mundial” de la UNESCO.
Asimismo, puedes disfrutar de obras de teatro griegas en el anfiteatro greco-romano Kourion al sur de la isla. Los museos arqueológicos de la isla guardan una inmensa colección de objetos de todos sus períodos culturales: cerámica, monedas, joyas, tumbas y estatuas.
Si lo tuyo son las emociones fuertes, en Chipre los deportes de aventuras están a la orden del día. En las principales ciudades costeras puedes hacer puénting sobre el Mar Mediterráneo. Son comunes también el buceo, y windsurf. El ciclismo, senderismo, y camping toman las faldas de las montañas de Troodos; mientras que en los picos existen concurridas estaciones de esquí.
Igualmente, el automovilismo se da cita en Chipre. Desde el 2000, todos los meses de mayo son escenario del Torneo Mundial de Rally. El evento dura 3 días y tiene 18 etapas. En total se recorren 326 km de campo chipriota.