La ciudad de Ibiza fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO gracias a su biodiversidad y su cultura. Destacando la necrópolis de Puig des Molins, el yacimiento arqueológico fenicio de Sa Caleta y Dalt Vila, el centro histórico amurallado. Está dividida: Sa Penya, la ciudad baja y Dalt Vila, el área monumental con sus murallas renacentistas para defenderla de los ataques piratas.
Una vez atravesado el Portal de Ses Taules accedemos al casco antiguo. Allí es interesante ver la Catedral gótica, la Iglesia de Santo Domingo y el convento de Predicadores, donde funciona el Ayuntamiento. El Castell o Almudaina, edificio de factura árabe, que destaca por ser el más alto de la ciudad y su torre del homenaje se puede ver desde toda la ciudad. También merece una visita el Museo Arqueológico que alberga las colecciiones fenicia y cartaginesa.
Siguiendo nuestra caminata hacia la parte baja, vamos al barrio marinero, en donde encontraremos Puig des Molins, Sa Caleta o el Parque Nacional de Las Salinas.
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Lo más conocido de la ciudad es el diferente y divertido ambiente. No solamente su ocio nocturno, con las discotecas de moda de Europa, también mercadillos, conciertos y exposiciones de arte.
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Playas y calas son las predilectas por bañistas y submarinistas por la calidad de sus aguas y su belleza. En cualquier terraza o bar nos espera el placer de la gastronomía ibicenca, con la sobrasada o los platos a base de arroz y pescado. Para acabar la comida con una copa de frígola, uno de los tantos licores de la zona.