Mesopotamia es la denominación para identificar el territorio comprendido entre los ríos Tigris y Éufrates, que en la actualidad está ocupado por los países de Siria e Irak, y partes de otros territorios como Irán.
Por ello, no podemos hablar de una única civilización mesopotámica, sino de varias culturas que fueron ocupando algunas partes de esta zona a lo largo de los años. En este artículo, te hablamos de las características de las grandes civilizaciones que se ubicaron en Mesopotamia.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar en este artículo.
La civilización sumeria está considerada como la primera de la historia. Sus avances en diversos campos pasaron al resto de culturas y han llegado hasta la actualidad.
Los sumerios se localizaron en el sur de Mesopotamia durante miles de años. Su historia se puede resumir en las siguientes etapas:
La religión de los sumerios inspiró el resto de las creencias de las civilizaciones mesopotámicas, ya que los acadios y babilonios adoraron a los mismos dioses.
Además, algunos mitos inspiraron a grandes religiones de la actualidad, pues ciertos pasajes del Antiguo Testamento de la Biblia se dan en Sumeria, donde se dice que está el origen de la humanidad.
Su religión era politeísta y antropomórfica, pues creían en un gran número de deidades, a las que representaban con forma humana. Asimismo, en cada ciudad tenían unos dioses diferentes.
Se pensaba que éstos habían creado a las personas para satisfacer sus necesidades, por lo que el culto era importante en el día a día, ya que todo dependía de la voluntad divina, incluso la formación de nuevas ciudades.
Una parte clave de la religión sumeria fue la cosmología. Pensaban que el mundo era un disco plano que estaba encerrado en una cúpula. Además, tras la muerte, se pasaba a ser eternamente un fantasma o gidim.
La sociedad estaba jerarquizada, por lo que se dividía en diferentes grupos sociales. El rey era la persona más poderosa. Tras él, se encontraban los sacerdotes, los jefes militares y algunos funcionarios.
En el tercer nivel permanecían los comerciantes y la mayoría de los funcionarios, seguidos por los campesinos y artesanos. Por último estaban los esclavos, que solían ser prisioneros de guerra, aunque no fueron numerosos.
Cada ciudad se construía en torno a un templo y estaba gobernada por un sacerdote supremo conocido como patesi. Pese a pertenecer a una misma civilización, se sucedieron varias guerras entre las ciudades que la componían. En la actualidad, apenas quedan restos de ellas porque el material más utilizado era el barro.
Algunas de las invenciones más importantes de la historia se atribuyen a los sumerios. Una de ellas es la escritura, la cual comenzaron a utilizar en el 3.300 a.C. Crearon el tipo cuneiforme, es decir, el compuesto por caracteres con forma de cuñas o clavos que plasmaban en tablas de arcilla.
Asimismo, la representación más antigua que señala la utilización de la rueda también es sumeria, concretamente del 3.500 a.C. Utilizaron este objeto para fabricar vehículos, como el carro.
También fueron pioneros en la construcción de grandes ciudades y su organización social, política y económica, ya que efectuaban una producción organizada. Una de las más importantes fue Ur.
Otro de sus grandes avances fue el sistema numérico sexagesimal. Gracias a él, desarrollaron una división del tiempo en la que cada hora se formaba por 60 minutos y cada uno de éstos por 60 segundos.
Los acadios vivieron de forma simultánea a los sumerios, aunque su historia es más breve. Se asentaron en el norte de Mesopotamia, desde donde llevaron a cabo importantes conquistas.
Los primeros pueblos acadios surgieron en el norte de Mesopotamia en el 2.350 a.C., concretamente en una zona conocida como Akkad, de la que no se conoce la localización exacta. La ciudad más importante fue Agadé.
El acadio se considera el primer imperio de la historia, pues unificó a diferentes pueblos y culturas bajo el mandato de un mismo rey.
Este imperio permaneció hasta el 2.200 a.C. y por él pasaron un total de cinco gobernadores. El más importante fue el primero, Sargón I, que permaneció en el poder 56 años.
Llegaron a conquistar territorios de la Alta y la Baja Mesopotamia (donde se localizaban los sumerios), la costa este del Mediterráneo y Anatolia, en la actual Turquía.
La actividad económica más importante de los acadios era la agricultura, base de su alimentación. La tierra era bastante fértil y, además, gracias a los ríos de ese territorio, pudieron desarrollar el regadío. En el siguiente mapa podemos observar las diferentes corrientes de agua de la zona:
Asimismo, las poblaciones que dominaban debían pagar un tributo al imperio. De esta forma, conseguían diversos materiales y productos como madera, metal, cereales, etc.
El imperio babilónico elevó la antigua ciudad de Babilonia a su máximo esplendor. Hammurabi fue la persona que consiguió este hito, entre otros.
Babilonia es la ciudad más famosa de Mesopotamia, ya que se hacen varias menciones a ella en la Biblia. Se ubicaba a unos 95 kilómetros del actual Bagdad, en Irak. En idioma acadio, babilonia significa puente de los dioses.
Ésta fue fundada por el rey acadio Sargón, aunque no le dio demasiada importancia. Fue con la llegada del rey Hammurabi, de origen amorreo, en el 1.782 a.C., cuando la ciudad se transformó en una de las más importantes.
Hammurabi consiguió que Babilonia fuera la urbe más grande del mundo. Además, en el 1.755 a.C. unificó toda Mesopotamia bajo su reino. Tras su muerte, el imperio decayó, ya que se vio saqueado por los hititas, los casitas y los asirios.
El Código de Hammurabi es la aportación más importante del imperio babilónico. Es un conjunto de 282 leyes que hablan sobre el comportamiento en la vida cotidiana y los castigos que se debían sufrir por incumplirlas.
Estas reglas se escribieron en piedra y tenían un carácter inalterable, ya que ni los reyes podían cambiarlas, puesto que se consideraban de origen divino.
El código se escribió en idioma acadio en un soporte de basalto de 2,25 metros de altura. En su cima se puede ver una escultura de Hammurabi y Shamash, el dios del Sol. Además, Hammurabi ordenó que se pusieran copias en las ciudades para que todo el pueblo lo conociera.
El principio básico de este conjunto de leyes es la conocida como Ley del Talión, que se resume en la frase ojo por ojo, diente por diente. Es decir, que se debe recibir un castigo equiparable al daño que se ha hecho. Éstas son tres de las leyes que se pueden encontrar en el código:
El imperio asirio comenzó su desarrolló en el suroeste del territorio, concretamente en el valle del río Tigris. Es una civilización que permaneció durante más de mil años.
La civilización asiria contó con tres imperios distintos, los cuales se separaron por épocas de crisis y guerras:
Debido a su carácter cruel y destructor, los pueblos sometidos intentaron acabar con el dominio asirio. Fue en el año 612 a.C. cuando los babilonios y los medos se unieron y consiguieron destruir Nínive, acabando con esta gran civilización de Mesopotamia.
Durante la historia asiria se llevaron a cabo numerosas construcciones. Al igual que los sumerios, edificaban un gran templo en cada ciudad, el conocido como zigurat. Era una especie de pirámide con varias plataformas. En la siguiente imagen podemos observar las ruinas del zigurat de Nimrud:
También construyeron templos más pequeños para los dioses locales, así como grandes palacios, entre los que destacan los de Nimrud, Korsabad y Nínive I. Éstos se rodeaban de murallas y acompañaban de impresionantes jardines.
Los edificios solían ser coloridos y se decoraban con relieves, gracias a los cuales se ha podido conocer más sobre esta civilización. Los materiales utilizados eran el mármol, el ladrillo y el adobe.
Aunque no quedan restos de casas privadas, gracias a los grabados se conoce que tan sólo contaban con una puerta y no tenían ventanas. En la escultura, destaca el lamassu, una especie de esfinge alada.
Los persas se caracterizaron por ser una antigua civilización que consiguió dominar un extenso territorio, no sólo de Mesopotamia, sino de las principales partes de Asia. Su primer imperio es conocido como aqueménida y se separa del segundo por más de 500 años.
Los persas eran un conjunto de pueblos localizados al sur del actual Irán (al este de Mesopotamia), que, tras la caída de Asia, estaban sometidos a los medos. En el 550 a.C., el rey persa Ciro II consiguió la independencia de esta cultura y conquistó a los medos.
Asimismo, fue ganando territorios en Asia Central, Asia Menor y el reino de Lidia. Es en el año 539 a.C. cuando ataca Babilonia y se apodera de Mesopotamia al completo.
El hijo de Ciro II, Cambises, logró conquistar Egipto en el 525 a.C. Años más tarde, sus sucesores intentaron hacer lo mismo con Grecia, pero no lo consiguieron.
Por otro lado, en el 350 a.C. el rey de Macedonia, Filipo II, sí logró conquistar algunas zonas de Grecia y someter todo el territorio, a excepción de Esparta. Su hijo, Alejandro Magno, atacó a los persas en los territorios que estos habían dominado anteriormente y consiguió derrotarlos.
Es en el año 331 a.C. cuando los griegos entraron a Mesopotamia y lograron derrotar al primer imperio persa, así como tomar la ciudad de Babilonia.
Los persas, al contrario que los asirios, no se caracterizaron por su crueldad. Al contrario, efectuaron actos conciliadores. Por ejemplo, cuando conquistaron Babilonia, liberaron a los hebreos que permanecían prisioneros desde hacía cincuenta años y les dejaron volver a Jerusalén en vez de convertirlos en esclavos.
En cuanto a la organización territorial, el imperio se dividió en 20 provincias y al cargo de cada una se encontraba un gobernador. Impusieron tasas a las instituciones religiosas y a la agricultura, aunque los persas no tenían que pagar impuestos.
Asimismo, promulgaron el comercio por todo el reino, gracias a la estandarización de los pesos y las medidas, el desarrollo de una moneda oficial y la implementación de leyes universales.
También se desplegó un sistema de correo y de comunicación, y se construyó una carretera que recorría gran parte del territorio: el Camino Real Persa, el cual tenía una longitud de más de 2.500 kilómetros.
Los persas desarrollaron su propia religión: el mazdeísmo. Ésta era monoteísta, es decir, creían en un sólo dios, llamado Ahura Mazda. Fue creada por el predicador Zaratustra, quién escribió los poemas o Gathas que inician el libro sagrado, conocido como Avesta.
El mazdeísmo consideraba que las personas se entrenaban para una vida futura. En la Tierra, los humanos tenían que elegir entre el bien y el mal, y, en el Día del Juicio Final, serían valorados por sus acciones.
Pese a ser la religión oficial de esta civilización, se vivió una notable tolerancia en cuanto al resto de creencias. Por otro lado, en la actualidad continúa habiendo creyentes del mazdeísmo en países como Irán e India.
Si las civilizaciones antiguas de Mesopotamia te han resultado interesantes, puedes conocer las del resto del mundo en el siguiente artículo: Civilizaciones antiguas del mundo: de Europa a América.